La elección del elemento de sujeción más adecuado en cada ocasión se hace, con el tiempo, de forma totalmente involuntaria. Ensayo y error, así es como casi todos hemos aprendido en nuestros oficios. Sin embargo, la tornillería arroja una amplia gama de dudas cuando salimos de la habitualidad y entramos en el terreno de lo eventual. Existen infinidad de tipos de tornillos, pero, según sus especificaciones o características, unos son más convenientes que otros. El fin para el que se ha seleccionado debe estar claro y por eso hay un tornillo para cada superficie. Puede ser madera, plástico, metal, yeso, etc., y para cada una de ellas el elemento de sujeción será diferente. También se ha de tener en cuenta el peso que debe soportar o los elementos que se quieran unir.
Dos piezas de madera, tradicionalmente, se unirán por tornillos de rosca ancha y su longitud dependerá del tamaño de la madera. El cuello, la parte que va desde la cabeza hasta la rosca, puede ser corto, evitando, de esta forma, mayores daños sobre la superficie y un trabajo más limpio. Si su cabeza presenta una forma plana y avellanada en su cara interna ésta podrá ser introducida en el material, dejando enrasada la superficie, dando la posibilidad a un tratamiento posterior sobre la misma. Cuando el objetivo es el trabajo sobre metal los tornillos autoperforantes pueden ser una gran solución por su utilidad en cuanto al acoplamiento.
La utilización de arandelas bajo estos reparten la presión y protegen la pieza de trabajo, además de sellar las juntas y evitar la humedad. El pladur es, posiblemente, una de las superficies sobre las que se trabaja de forma más elemental, aunque se ha de considerar algunos aspectos de especial importancia, como la resistencia. El espesor de las placas determinará el peso soportado por éstas y, por tanto, los elementos de sujeción deben ir en consonancia con las mismas. Los tornillos ideales son aquellos con punta de clavo y con protección fosfatada, que aporta un mejor agarre.
La utilización de tacos es recomendable para aumentar la firmeza de la obra, dado que sus alas de plástico no se deslizan junto con el tornillo, permaneciendo, con mayor facilidad, sobre la superficie. En todos los casos el taco debe ser de una longitud inferior a la del tornillo empleado, lo que hace que éste se abra en toda su extensión. Sea cual sea la base sobre la que se trabaje y el elemento seleccionado para la sujeción, las cabezas de éstos pueden ser determinantes en cuanto a la seguridad ofrecida al largo plazo.
Las hendiduras tradicionales, planas o en forma de estrella, son ideadas para su atornillado a mano, aunque esta segunda ofrece un mayor contacto con la herramienta y facilita el trabajo al poderse utilizar, de forma segura, destornilladores eléctricos. Los de cabeza hexagonal, por su parte, realizan un mejor apretado, por lo que su fijación será mayor. Aquellos con hexágono interior deben ser impulsados por las conocidas llaves Allen y están más protegidos de los daños externos, además de favorecer su atornillado.
Si tienes dudas, en Suministros Zadorra estaremos encantados de asesorarte.