Los procesos industriales de características similares o aquellos que se tornan repetitivos son susceptibles de ser programados para que, de forma automática, se realicen a través de sistemas robotizados, acelerando la fase de producción y, por lo tanto, la generación de recursos y bienes para el consumidor final. Esta modalidad lleva décadas de desarrollo y la minuciosidad de sus trabajos son, cada día que pasa, más precisa y mejorada. La tecnología láser ha beneficiado enormemente las labores automatizadas, como corte o medición, reduciendo los márgenes tradicionales, permitiendo un acabado mejor y una elaboración más eficiente.
Desde los años 60 se trabaja para optimizar, también, la soldadura robotizada, utilizada, por primera vez, en 1962 por la empresa estadounidense Unimation, a través de ‘Unimate’, el primer robot industrial. Desde entonces, la tecnología de soldadura robotizada ha evolucionado significativamente y se ha empleado para industrias como la automotriz, la electrónica, la aeroespacial o la construcción naval. Aunque se espera una rápida evolución en los próximos años, la creciente utilización de esta tecnología tiene grandes beneficios frente a la soldadura tradicional.
Optar por esta metodología ofrece una mayor adaptación a las diferentes formas y tamaños de las piezas a soldar, realizando diversos tipos de soldaduras, utilizándose, así, en múltiples aplicaciones. Su precisión es milimétrica en cuanto a la colocación del electrodo a la soldadura, lo que da como resultado una mayor consistencia y calidad. El aumento de la productividad viene derivado de la velocidad que este tipo de proceso mejora frente a la opción manual, lo que conlleva, también, una reducción de los costos de producción.
Los robots pueden ser programados para ejecutar trabajos repetitivos y consistentes, ajustando y personalizando los mismos según las necesidades específicas de cada trabajo. Automatizar los procesos puede reducir, de forma considerable, el riesgo de lesiones para los trabajadores dado que permite acceder a zonas de difícil acceso y áreas peligrosas sin necesidad de presencia humana.
La inversión económica en este tipo de maquinaria, así como puede serlo en otros aspectos y sectores industriales, con diferentes fines, puede ser elevada de inicio, complicando el acceso a su adquisición. Sin embargo, el medio y largo plazo favorece la recuperación económica al reducir el coste, tanto en plantilla como en herramientas o maquinaria complementaria necesaria para realizar los mismos trabajos de forma manual. Es conveniente valorar distintas alternativas que no deriven en la compra de esta tecnología, como el alquiler o las diferentes posibilidades de contratación de servicios que incluyan el mantenimiento o la sustitución de los elementos en caso de necesidad o pasado cierto período de tiempo.
Maximizar la utilización de los robots o ampliar los tiempos que se dedica a la producción puede suponer un beneficio considerable para las empresas que toman la decisión de acometer una mejora en sus instalaciones y procesos gracias a estas herramientas. Aunque con el tiempo aparezcan nuevas tecnologías que releguen a las anteriores, el tiempo que éstas aumenten los procesos productivos servirán, a la postre, para ver amortizada, sobremanera, la inversión inicial.
