Aire comprimido: protagonista de múltiples procesos industriales

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Una máquina de aire comprimido, también conocida como compresor de aire, se emplea para realizar una compresión del aire ambiente y almacenarlo bajo presión para su utilización en una amplia gama de posibilidades y sectores, gracias a su enorme potencia. Al referirnos, específicamente, al sector industrial, son múltiples las aplicaciones para las que está concebida, actualmente, esta tecnología. El aire comprimido es útil para limpiar superficies o eliminar partículas de polvo, virutas de metal, astillas o residuos de productos. La limpieza de equipos electrónicos sensibles, como material fotográfico, de laboratorio o informático, es una de las posibilidades. En la industria manufacturera son utilizados para alimentar y operar maquinaria y equipos, como sistemas de automatización, máquinas de moldeo por inyección o sistemas de control neumático. También es habitual encontrar esta tecnología en la industria del automóvil, entre muchas otras, utilizando sus propiedades en sistemas de pintura por pulverización, proporcionando un acabado suave y uniforme en cualquier superficie.

Los procesos de fabricación cuentan con compresores de aire en una amplia variedad de procesos. Por ejemplo, los sistemas de automatización y robótica emplean esta metodología para controlar los movimientos precisos y las operaciones milimétricas que tienen lugar. En la alimentación de maquinaria y equipos se utilizan para conseguir y mantener el funcionamiento de compresores de refrigeración, sistemas de secado de aire, equipos de pruebas y ensayos o de control y monitoreo. La industria metalúrgica, por su parte, se aprovecha de sus cualidades para operaciones como corte por plasma, con soplete, granallado o control de equipos de fundición, así como en el tratamiento de aguas residuales o en la generación de gases industriales, como nitrógeno u oxígeno. Sin embargo, el uso más cercano o habitual lo podemos encontrar en las herramientas que se emplean en el día a día y que, tanto en entornos industriales como domésticos, tenemos al alcance de la mano. Las herramientas neumáticas como los taladros, pistolas de clavos o pulidoras, entre muchas otras, emplean aire comprimido para alimentar sus procesos.

Uno de los sectores que más aprovecha las máquinas de aire comprimido y las incorpora en sus procesos es la industria química. Entre los usos más comunes se encuentra la generación de aire de instrumentación, en el que el aire se suministra a instrumentos de medición como transmisores de presión, de temperatura y analizadores de gas, consiguiendo, así, un funcionamiento preciso y confiable. La proyección de aire comprimido en los sistemas de aireación suministra oxígeno a los microorganismos y promueve la descomposición biológica de los contaminantes presentes en el agua o productos químicos. Los cromatógrafos de gases, maquinaria que permite la separación de los componentes en una muestra, espectrómetros de masas y analizadores químicos son elementos imprescindibles en su industria y que precisan del compresor de aire para conseguir resultados precisos.

Su presencia es más habitual de lo que en un primer momento puede parecer, parte esencial de muchos de los procesos industriales más utilizados. Sus capacidades son tan elevadas que, actualmente, se siguen desarrollando nuevas alternativas para este tipo de maquinaria.

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